La nueva comedia de Winograd nos recuerda el capítulo de Los Simpsons en el que Homero queda a cargo de la casa y de la familia. La premisa es básicamente la misma: si la madre, tan todopoderosa como desvalorizada está ausente del hogar, todo se vuelve un completo desastre.
Diego Peretti es un padre de clase media alta en una comedia que no da ni un solo respiro a los espectadores. Carla Peterson personifica a su mujer, quien decide tomarse un descanso de su rol familiar para rejuvenecer junto a una amiga en el Machu Picchu, evidenciando el machismo presente en su familia. A partir de su ausencia, todo será peripecia y gags, hasta el límite que demuestra el poco interés de un padre sobre la vida de sus hijos.
Las actuaciones son muy buenas, los personajes construyen una verdadera familia disfuncional a partir de vínculos muy naturales. En este sentido, es destacable la frescura obtenida de los niños, sobretodo de Lolo, el bebé que logra enamorarnos en los 90 minutos que dura el film.
Un despliegue técnico impactante cuyo resultado es una comedia bien resuelta donde la diversión está garantizada. Pero lo más interesante ocurre gracias al personaje de Laura, el único elemento de la película que logra escapar a los estereotipos para darle un poco color local y de originalidad a esta megaproducción.
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