El sacerdote Javier Olivera Ravasi, conocido por su labor pastoral en la capilla del barrio privado San Benito, ubicado en Ingeniero Maschwitz, fue expulsado de la Diócesis de Zárate-Campana tras su implicación en la organización de la visita de diputados libertarios a represores que cumplen condena en el penal de Ezeiza. La medida fue tomada luego de que la diócesis recibiera reiteradas quejas por las expresiones y actitudes del sacerdote, consideradas opuestas al testimonio cristiano.
Olivera Ravasi, quien había solicitado permiso para residir temporalmente en la diócesis por motivos familiares, es hijo del exmilitar Jorge Antonio Olivera, condenado por violaciones a los derechos humanos, una de los cuales es el secuestro y desaparición de la modelo Marie-Anne Erize. Su padre cumple hoy prisión domiciliaria después de estar prófugo durante cuatro años, al fugarse en 2017 del Hospital Militar Central.
Siguiendo una línea controversial, el sacerdote organizó un encuentro en la cárcel de Ezeiza entre seis diputados del bloque La Libertad Avanza, alineado con el presidente Javier Milei, y una decena de condenados por delitos de lesa humanidad. Estos presos, muchos de los cuales tienen más de 70 años, reclaman su liberación debido a su avanzada edad.
El sacerdote ejercía su ministerio en la capilla San Benito, una iglesia a la que asisten feligreses de Maschwitz y Benavídez. Su permiso, inicialmente otorgado por cuatro meses en 2019, se extendió.
El Obispado de Zárate-Campana emitió un comunicado oficial en el que se detalló la expulsión de Olivera Ravasi, señalando que su permanencia en la diócesis ya no era viable debido a las quejas acumuladas y al hecho de que el sacerdote no pertenecía oficialmente a la diócesis. Además, se destacó la necesidad de proteger el bienestar de la comunidad diocesana, que había sido afectada por sus acciones.
El episodio más reciente que precipitó su expulsión fue la visita de seis diputados del bloque La Libertad Avanza, liderado por Javier Milei, a una decena de condenados por crímenes de lesa humanidad, incluyendo figuras notorias como Alfredo Astiz y Adolfo Donda. Olivera Ravasi, quien no apareció en las fotos del encuentro, fue señalado como el organizador detrás de este controvertido acercamiento, que suscitó críticas tanto en la Iglesia como en la sociedad civil.
La Conferencia Episcopal Argentina se distanció de las acciones de Olivera Ravasi, y el Papa Francisco fue informado de la situación, particularmente después de que el pontífice recibiera a la nieta de una víctima de Alfredo Astiz, en un gesto interpretado como un claro contraste con la visita organizada por el sacerdote.
Comunicado del Obispado de Zárate-Campana
El sacerdote, presbítero Javier Olivera Ravasi, está incardinado en la diócesis de San Rafael, Provincia de Mendoza, y fuera de la misma desde hace varios años. Por razones familiares que aludió, solicitó residir en esta diócesis de Zárate-Campana, lo que se le concedió por el término de cuatro meses, desde el 20 de agosto de 2019 hasta el 31 de diciembre del mismo año, quien posteriormente dejó el lugar y retornó varias veces sin aviso alguno.
Dado que, en reiteradas ocasiones, se recibieron en este obispado numerosas quejas fundadas por sus expresiones y actitudes, que se oponían al testimonio cristiano -máxime proviniendo de un sacerdote-, se le pidió un cambio de actitud y comportamiento en su proceder.
Al no observarse hasta el presente el cambio requerido en su actitud, y teniendo en cuenta que el mencionado sacerdote no pertenece a esta diócesis de Zárate-Campana, así como por el bien de la comunidad diocesana, hechas las consultas pertinentes, se le ha comunicado que en adelante no tiene autorización para residir en esta diócesis.
