Una nota de opinión sobre el periodismo local, la información pública y la relación con el Estado, con motivo del día del periodista.
| Por Matías Suárez |
No hay mejor momento para opinar cuando todos saben que es tu día, y como somos tan permeables a tal forma de expresión mejor ni intentar disimularlo. Desde la efeméride hasta los variados sucesos que designan a este día, como el Día del Periodista, no es raro pensar que todo, hasta este escrito, es cuestionable.
Hoy el escenario de acción es desde la mirada local, eso de contar historia se traslada directamente a la calle, a los rumores, y obviamente, a las variadas y hasta disparatadas operaciones políticas.
En este día es inevitable no decir que necesitamos de una sociedad que mire más a los medios locales, se interese más por las cuestiones que le son tangibles, como es la poda de un árbol, porque se paga más o menos impuestos, o saber quien son sus representantes en el Concejo Deliberante.
Esa es una de las claves para el crecimiento del periodismo local, como es también en el trabajo diario replantearse quienes son nuestros lectores o para quien escribimos.
Los medios locales y periodistas también tenemos responsabilidad en la generación de contenidos cada vez más atractivos y vinculados con las corrientes tecnológicas, donde esa figura casi mitológica que es “el vecino”, por estos días transita día a día.
Pero como todo es política, los dirigentes locales, desde el intendente hasta el más raso de los funcionarios de un municipio deben colaborar al fortalecimiento de los medios locales, de ellos depende la calidad de nuestros contenidos porque, aunque ellos no se den cuenta, ellos son las historias que nosotros debemos contar.
El acceso a la comunicación pública y a una pauta oficial no discrecional, encadenada al vacío limpio de una gacetilla, debería ser lo normal de un municipio que nada tiene que ocultar. El acceso libre a Internet en los palacios municipales, concejo deliberantes, no debería estar proscriptos. Como tampoco los informes de gestión de cada secretaría y subsecretaría. Es necesario conocer la voz y las ideas de los funcionarios.
Cada dirigente no debe olvidar nunca el vértice entre las consignas de sus seguidores, sus militantes, y la información u opinión de un periodista. No somos nosotros los encargados de contar las cosas que hicieron bien de lo que tienen que hacer, sino decir las cosas que se hacen mal o directamente buscar esa mirada que nunca van a encontrar en los que los rodea. De ahí reconocer la diferencia entre prensa y periodismo.
Un municipio abierto a la sociedad tiene que estar abierto al fortalecimiento de sus medios locales, de sus comunicadores, y de sus periodistas. Una parte de esta historia que les cuento mucho tiene mucho que ver con la identidad de cada localidad, porque una sociedad realmente comprometida con lo que pasa a su alrededor consume medios locales.