¿Hay que hacer lo que uno siente, cuando lo siente o tenés que respetar tu palabra?

Nota de opinión de la novela Néstor Pipo Gorosito, San Lorenzo y Tigre.

Gorosito Tres

Seguramente, muchos de nosotros, luego de la primera estrella obtenida el 2 de junio de 2019, hemos experimentado uno de los mejores momentos y recuerdos de nuestras vidas.

Para gran parte del plantel, e inclusive para el DT, Néstor Gorosito, habrá sido también un momento de felicidad único. Muchos hasta ese momento no habían salido campeones en la primera división y para Pipo, era su primer título como entrenador.

Esos sentimientos experimentados el 2 de junio son un éxtasis que pocos tienen la suerte de alcanzar y que nosotros como familia Tigrense, luego de muchos años de historia y de lucha, lo conseguimos.

Luego de este momento inigualable, comenzaron las declaraciones de continuidad, para afrontar la segunda categoría con una estrella en el escudo, tanto del plantel como del cuerpo técnico, encabezado por Gorosito. “Nos quedamos si él (por Gorosito) se queda”; “Yo les prometí a los chicos que si se quedaban yo me voy a quedar a lucharla con ellos en la B”.

Estás palabras, se hicieron realidad luego de una buena gestión de la CD, manteniendo a gran parte del plantel campeón y convenciendo así a un DT que tenía ofertas para irse a otros clubes de primera, inclusive, al club de sus amores, San Lorenzo de Almagro.

Ante esta promesa para con el plantel, Gorosito finalmente se quedó en Victoria a lucharla, sin saber las posibilidades que se le venían luego. Seguramente, en ese momento, lo sintió así.

A partir de acá, comienza otra historia. Los resultados en la Primera Nacional no eran los esperados, el equipo no encontraba confianza y funcionamiento y, paralelamente a esto, San Lorenzo se queda sin técnico tras la salida de Pizzi y, nuevamente, el primer apuntado era el DT del Matador.

Al margen de las negociaciones que no prosperaron entre los dos clubes, justo en esa semana, se filtra un audio de Gorosito manifestando sus ganas de ir al Ciclón con la frase “Dios quiera que me llamen”.

¿Está mal que a Gorosito le hayan cambiado las ganas de estar en Tigre para ir al club de sus amores que es San Lorenzo? ¿Quién aseguraba que tener ganas de irse a San Lorenzo le quitaba las ganas de seguir dirigiendo a su plantel actual? ¿Está mal sentirte cómodo en un lugar, pero tener ganas de ir a otro? ¿Hay que hacer lo que uno siente, cuando lo siente o tenés que respetar tu palabra?

Déjenme decirles que se trabaja mucho mejor, más a gusto y más tranquilo haciendo lo que uno siente, cuando lo siente. A veces somos esclavos de nuestras propias palabras por prometer cosas que sentimos en determinados momentos, pero que quizás, y como suele suceder, con el tiempo esos sentimientos cambien.

Ahora que se sabe que Pipo se queda hasta fin de año por lo menos… ¿Qué tan mal está que se quede? ¿Por qué creemos que no quiere estar en Tigre? El audio se dijo en un ámbito privado y probablemente envuelto en emoción, la misma emoción con la que se dijo que se iba a quedar a lucharla en Tigre pase lo que pase.

A Gorosito se lo sigue viendo comprometido, en el día a día no cambió la relación con el plantel y hasta un referente como Montillo salió a bancarlo: “Nos pidió disculpas por el audio, dijo que se había equivocado, pero nunca nos dijo que se iba a ir”.

En el último partido frente a Chaca, además, se lo vio tranquilo como de costumbre, pero de los 3 goles, gritó los últimos dos, y justamente estos, acompañados de un desahogo enorme.

Si miro un poco para atrás, he dicho mil cosas las cuales me cuestan trabajo sostenerlas en el tiempo y cumplirlas porque en el medio mis sentimientos y sensaciones cambian.

En otras ocasiones, las pude sostener, porque tenía ganas de estar donde estaba.

Entonces, ¿Hay que hacer lo que uno siente, cuando lo siente o hay que respetar tu propia palabra? Si se iba a San Lorenzo, era porque lo sentía. Ahora que se quedó en Tigre, ¿Quién asegura que no está haciendo lo que siente, cuando lo siente? La goleada contra Chacarita, desnudó un poco la realidad, aunque queda en cada uno creer, si lo siente o no.