La mula es el primer largometraje del año con cierta notoriedad. Tal vez no estemos frente a una gran película, pero por respeto a la trayectoria de Eastwood (y a sus fanáticos) vamos a dedicarle aquí algunas líneas. Lo primero es destacar la potencia de este actor y director de casi 90 años de edad que aún con su extensa y prolífica carrera continúa con energía para seguir expresando sus ideas y emociones.
En La mula, Eastwood se dirige a sí mismo, interpretando Earl Stone, a un anciano que trafica cocaína a través de la frontera entre los EE.UU. y México. La película está inspirada en la vida de Leo Sharp, un veterano de la Segunda Guerra Mundial que, a pesar de tener 80 años, decidió involucrarse en este tipo de negocios.
En el caso de Earl este nuevo trabajo significa una oportunidad para poder acercarse a su familia, algo que estuvo en segundo plano durante toda su vida. La edad avanzada de nuestro “héroe” es un elemento central en el film, su condición física y sus prejuicios de otra época se articulan en la perfecta síntesis que entrega Eastwood con su mirada.
El resultado es un thriller un poco chato que encuentra sus mejores destellos en otra de sus líneas argumentales, el drama familiar.
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