Seguramente muchísimas personas hayan planificado sus vacaciones en la costa y, entre las opciones balnearias, resulta muy probable que la ciudad de Mar del Plata pique en punta. Pero aquellos vecinos de zona norte que no vayan para Mardel, ahora tienen la oportunidad de disfrutar de las medialunas estrella de esa ciudad por estos pagos.
Las medialunas SÃO comenzaron a fabricarse y venderse en el norte del conurbano, más precisamente en la localidad de Acassuso del partido de San Isidro. El mismo aroma, sabor y ganas de comerlas, se encuentran ahora mucho más al alcance de la mano.
"Siempre se venden calientes", es una de las características que más destacan los consumidores de las SÃO. Pero un detalle imposible de ignorar: nunca se recalientan, salen del horno ideales para ser devoradas con rellenos como por ejemplo de Nutella, crema cítrica o pastelera y bonobón, entre otros modernos sabores, o sin ellos.
La avenida Libertador 14643 es la dirección exacta donde se sitúa el nuevo local que comercializa las medialunas, pero también donde las elabora, ya que ahí mismo funciona la fábrica para abastecer no solamente a ese comercio sino también a otros que durante los próximos meses se instalarán en barrios de Capital Federal, entre ellos Belgrano.
Por el momento, la docena puede obtenerse por $4.700. Sin embargo, el precio varía de acuerdo a los rellenos que uno pida. "Tranquilamente uno se puede comer seis medialunas de manteca al hilo", dijo con firmeza Juan Luis Grassi, jefe de marketing de la marca. ¿Habrá exagerado Grassi?. A lo mejor sí, pero él sostiene que se trata de una medialuna liviana, húmeda, hojaldrada, con un intenso sabor mantecoso y un almíbar que proporciona un exquisito dulzor.
"Somos la receta de la medialuna marplatense y marcamos un nuevo concepto de la medialuna de manteca", amplió en diálogo con Clarín. La receta, afirmó, es la misma que inventó Don Ángel García, un inmigrante español que allá por inicios de la década del ´60 abrió un local sobre la calle San Martín de la ciudad marplatense.
Por último, definió que si bien hoy en día existe una "tecnología aplicada", el secreto de la receta "está más que nada en el proceso" y no así en sus ingredientes y cantidades.
