En los últimos años el cine argentino se ha enamorado del thriller y del policial, generando un romance con encuentros y desencuentros. En los últimos casos el desamor se presenta sobre todo en la dificultad de nuestros realizadores para trabajar con cierta verosimilitud las escenas de acción.
Pese a partir de una premisa interesante, Lobos cae en esta misma trampa: el querer parecerse a El padrino pero sin las grandes actuaciones de Brando y Pacino, teniendo además varios millones menos en su presupuesto.
La historia también es la de una familia pero en este caso se trata de unos ladrones de medio pelo, una banda que intenta sobrevivir en medio de un contexto que le impide salir de la delincuencia. El padre (Daniel Fanego) trabaja haciendo algunos negocios sucios para un policía corrupto. El hijo (Luciano Cáceres) se ha retirado y no quiere volver a este turbio mundillo. Sin embargo se debe enfrentar con un dilema terrible: “Hoy estás afuera y mañana estás adentro, porque la vida del hampa es una puerta giratoria”.
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