Malvinas, tierra arrebatada y un conflicto que no cesa

Hace exactamente 33 años se produjo el desembarco de los soldados argentinos en las Islas Malvinas, que en su mayoría eran jóvenes de entre 18 y 23 años de edad con escasa preparación militar.

La Guerra había tomado curso en plena dictadura militar y había sido ordenada por Leopoldo Galtieri, quien fuere el presidente de facto, bajo el nombre de “Operación Rosario”, en respuesta a la llegada de tropas británicas a las Islas.

La guerra finalizó el 14 de junio del mismo año, luego de que Argentina presentase su rendición,  y durando apenas 42 días, dejando un saldo de cientos de fallecidos: 649 argentinos, 255 británicos y tres isleños.

Michael Fallon, Ministro de Defensa británico, detalló ante el Parlamento que destinará 180 millones de libras (270 millones de dólares) más a lo largo de la próxima década para reforzar el despliegue militar en Malvinas.

Actualmente Reino Unido destina cada año al menos 65 millones de libras al gasto militar en Malvinas, donde tiene desplegados unos 1.500 soldados, para una población de cerca de 2.900 habitantes.

El Reino Unido invierte en Defensa el 2,2% de su PBI (es el número 28 en el mundo en la relación gasto militar/PBI) y la Argentina, el 0,7 (es el número 108), según datos de 2013. De más está recordar la enorme disparidad entre los dos países en cuanto al tamaño de su PBI.

“A primera vista resulta incomprensible que la potencia colonial con capacidad nuclear que se niega sistemáticamente al diálogo considere a la Argentina una amenaza”, comentó Daniel Filmus (secretario de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas) en un texto publicado en Página/12, y advirtió que “también parece difícil de entender por qué convirtió las Malvinas en la zona más militarizada del mundo, con un soldado cada dos habitantes”.

“Lo que aparentemente es incompresible se puede tornar transparente cuando se pone en evidencia que quien realiza semejante inversión en armas y soldados utiliza la defensa de los isleños sólo como pretexto”, indicó el funcionario, y subrayó que “su verdadero interés es el mantenimiento de una importante base militar en una zona geopolíticamente estratégica por su cercanía a la Antártida y al corredor bioceánico y por las riquezas renovables y no renovables que pretender arrebatar a sus legítimos dueños, los 40 millones de argentinos”.