Si uno quiere hablar de política y feminismo, aparecen nombres propios inevitables. Y en la Argentina uno de ellos es el de Marcela Durrieu. Fue en los '90, desde su banca de diputada, una de las impulsoras del la ley de cupo femenino, que comenzó a cambiar la representatividad de las mujeres en los cuerpos legislativos. Más cerca en el tiempo, participó fuertemente del movimiento que empujó la ley de paridad, el 1 a 1 en las listas entre hombre y mujeres. Su hijo Sebastián Galmarini fue quien presentó el proyecto en el senado bonaerense de la ley que fue antecedente de la nacional.
Hoy en este nuevo 8M compartimos una charla donde Marcela busca poner en un contexto histórico este fenomenal movimiento transformación que la mujeres están impulsando en estos tiempos. Aboga por la necesidad de la participación política y que la militancia feminista entienda el peso de lo que llama, "la política en serio". Evita, el voto femenino, Alfonsín, Menem, el aborto y todas las reivindicaciones que faltan.
P: Creo que estamos viviendo lo más parecido a un cambio revolucionario de la mano del movimiento de las mujeres. Y hablo de revolución por lo vertiginoso, por lo abrupto, por la gran cantidad de cosas que eran parte de una normalidad hace muy poco, hoy ya son impensables...
MD: Milito en el feminismo hace 50 años más o menos. Siempre hubo como olas respecto de las mujeres. Un momento histórico, más que equivalente, fue todo lo que rodeó al voto femenino. Vos pensá que en ese momento hubo movilizaciones de mujeres tan grandes como las de ahora. Después se sancionaron leyes como el divorcio, la patria potestad compartida, hubo un tercio casi de mujeres en las dos cámaras... lo que pasa es que tenemos memoria frágil.
Entonces no es cierto que este es el único proceso, después en los 60 hubo una nueva ola mundial y hasta cosas que parecen frívolas, por ejemplo la minifalda, quemar los corpiños, eran una expresión de libertad, de otra manera, en otra época. La aparición de la píldora, que nadie se acuerda de eso, es la primera cosa que separa la sexualidad de la maternidad.
Después en la época del cupo también, nosotras antes de la ley de cupo habíamos hecho un acto de como 10 mil mujeres en Avellaneda, que era muchísimo para aquella época y la ley no salía si no tomábamos el Congreso, y literalmente lo tomamos. Si vos ves las fotos de la época, en realidad el Congreso estaba rodeado, pero además habíamos logrado romper las barreras y entrar, por lo cual dentro del Congreso estaba lleno de mujeres que desde los balcones les tiraban cosas a los diputados, fue un quilombo muy divertido.
P: Y la ley del aborto tampoco salía si el Congreso no estaba lleno de mujeres, ahora en las bancas.
MD: Por eso digo que siempre hay como dos condiciones. Me parece importante discutir cómo juega la política con las conquistas de las ampliaciones de derechos o las conquistas de derechos por las mujeres porque, lo que es cierto es que Perón ya hablaba del voto femenino y de hecho había habido un movimiento sufragista anterior a Perón. Ahora, si Evita no moviliza a las mujeres... Evita y las mujeres de esa época tristemente olvidadas, estamos hablando de mujeres que no tenían ningún derecho civil, no tenían derecho de defender su vida. Pasaban de ser hijas de sus padres a ser las mujeres de alguien que definía qué hacían con ellas. Esa fue una revolución igual o más importante que esta.
Cuando nos preguntaban a nosotras de dónde había salido la ley de cupo porque es un invento argentino, en un país en el culo del mundo (vos no lo escribas así) la respuesta es que la verdad, la que inventó lo que después se llamó el cupo partidario en la Socialdemocracia Europea, fue el cupo partidario de Eva Perón. Ella inventa algo que es el Partido Peronista Femenino, que era independiente del Partido Peronista, elegían sus propias candidatas y eso es único en el mundo, pensá en la época de la que estamos hablando.
Las mujeres pasaron de no ser ciudadanas, no solamente a votar, sino a elegir sus candidatas y es la primera ley en el mundo que legisla sobre la participación de las mujeres, una ley que sólo usa el peronismo.
Nosotras tuvimos la representación femenina más alta del mundo, hasta que como 15 años después nos alcanzaron las nórdicas, cuando acá vino la revolución del 55 y se tiró todo para atrás: Entonces yo digo: de procesos revolucionarios en la Argentina tenemos experiencias anteriores.
De la ley de cupo a la paridad
Apasionada, con una intensidad envidiable, parte de una generación que vivió la política de una manera visceral. Marcela vuelve a la historia de esa ley de cupos en los 90.
MD: Lo del cupo, además de la movilización de las mujeres y de que a pesar de que era un tema que parecía más de las mujeres de la política, también fue una revolución. Vos fijate que nosotras sancionamos la ley de cupo, tardamos 10 años en hacerla cumplir. La primera elección no cumplió nadie. Fueron 10 años de pelea judicial porque era una ley escrita para instalar el tema, no para que saliera. Planteada por las radicales en la época de Alfonsín. Alfonsín era un misógino, tenía otros méritos pero no por ser feminista. Las radicales nos contaban riéndose que hasta habían ido a ver a la madre de Alfonsín a ver si lo convencían.
"Alfonsín era un misógino, tenía otros méritos pero no por ser feminista"
Ahora claro, gana el peronismo entonces nos vienen a buscar. Yo era diputada en ese momento. Obviamente ellas ya no tenían mayoría parlamentaria. La ley no tenía ninguna chance de salir. Y Menem dice “muy bien si ustedes hacen suficiente quilombo yo las ayudo, yo estoy de acuerdo”. Nosotras ya en ese momento, estoy hablando de la campaña del 91, habíamos puesto el Ministerio de la Mujer como una de las propuestas de campaña, cuando los partidos presentaban todavía un programa de gobierno. El Ministerio de la Mujer ya estaba en el Partido Justicialista en ese año y después fuimos nosotras las que decidimos armar un consejo porque nos pareció que era una fórmula institucional mejor.
Si vos te fijás, donde hubo un presidente y una mayoría parlamentaria, las leyes salieron. Donde no hubo, las leyes no salen. Hay, sobre todo en las chicas más jóvenes, como una mirada de desconfianza sobre la política o de incomprensión en la importancia de la política y es como que no llegan a ver que con la movilización sola no alcanza. Con el aborto, la misma movilización habíamos hecho dos años antes. Y no creo que la cultura de un país cambie tanto en dos años, aunque es cierto que mucha gente entendió mejor y cambió de opinión, pero no masivamente, no pasó tanto tiempo. Con Macri presidente la ley no salió, con un presidente que bancaba, la ley salió porque además todos sabemos el peso que tiene el partido que gobierna respecto de las mayorías que se construyen en la Cámara.
A mí me parece que sí es importante que las chicas entiendan esto, que se necesita movilización popular que haga que además eso les convenga, no juegue en contra políticamente, pero con eso solo no alcanza. Además me parece que si uno mira, no solo la foto de hoy sino la película, la verdad es que nosotras fuimos avanzando desde la ley de cupo, que insisto tenía como antecedente lo que había pasado de antes, porque no es que nosotras lo inventamos desde la nada.
Del cupo al aborto
Con la vocación de mostrar los hilos que van tejiendo una misma historia, Marcela va despuntando recuerdos...
MD: El cupo nos permitió tener un tercio de la Convención Constituyente y meter los derechos de la mujer, en particular, y los derechos humanos en general, más todas las convenciones después. Además nos permitió que no existiera la cláusula Barra, de la cual nadie recuerda pero que fue una pelea mortal, porque querían poner en la constitución, bloquear toda posibilidad de abortar. Entonces si no hubiera existido ese tercio de mujeres para tener una legaligazación del aborto hubiera sido necesaria una reforma constitucional. Esto es como una construcción, en donde si uno ve la película vas avanzando pasito a pasito y después empezó la pelea por la paridad.
La pelea por la paridad empezó en la provincia de Buenos Aires. Empezó con la ley de Sebastián (Galmarini, su hijo). Fijate vos que con la ley de Sebastián éramos nosotras solitas, nosotras invitamos a todas las mujeres y fue una negociación política. Sebastián negoció la ley de paridad con Vidal en un paquete de leyes. Dijo bueno, estas cosas que nos son tan importantes las vamos a votar porque estamos a favor de la gobernabilidad, pero además la vamos a poner a tus diputados a votar la ley de paridad y así salió. Y nosotras invitamos a todas, pero si vos ves la foto del Congreso de la provincia, éramos las mujeres del Frente Renovador.
Ahora, cuando salió la ley de paridad en la provincia eso empujó la ley nacional, y ahí sí ya se engancharon todas con la ley de paridad nacional. Aprovechamos también un momento particular que era que el presidente quería hacer la reforma política. Entonces encontramos el hueco porque la política es eso, lo que te plantea es una estrategia y una oportunidad. Y la oportunidad se dio cuando quiso la reforma política. La reforma política no la pudieron sacar pero la paridad salió y esa paridad es la que permitió que después saliera la ley del aborto. Porque si uno mira la composición de la Cámara, quienes votaron a favor y quienes en contra del aborto, aunque parezca loco porque son los varones los que pagan los abortos, los que se rajan y dejan a las minas solas, todo lo que ya sabemos; los varones estaban en contra y las mujeres mayoritariamente a favor y la diferencia es muy significativa.
Yo lo que quisiera es que esta nueva generación de militantes, los jóvenes siempre militan y nosotros también militamos por causas, y difícilmente entendemos el juego de la política más general. Pero sería muy interesante que las chicas se incorporaran a la política en serio, porque después nos quejamos de quienes son nuestros representantes, pero si no participamos nuestros representantes son los que participan o los que eligen los que participan.
Lo que falta
P: Esta la paridad, está el aborto... en esta historia que nos contas, cual es el próximo hito...
MD: Cualquier indicador que utilices económico, social, lo que quieras, siempre las mujeres estamos menos. Yo creo que nuestra prioridad ahora debería ser fortalecer una política de cuidados y también ahí hay mucho debate de qué es una política de cuidados. Yo creo que hay que pelear para que haya jardines maternales para todos, jardines maternales de calidad que compensen las diferencias de estímulos de sus familias de origen de unos chicos de otros y esto tiene que ver con los chicos pero también tiene que ver con las posibilidades de las mujeres de avanzar en sus profesiones, de trabajar, de estudiar, nada de vivir su vida. Yo creo que la pelea de fondo es la autonomía. Nosotras peleamos por la libertad, por eso te digo que cosas que parecían hasta frívolas en los 60 como decir, yo voy a la facultad en mini short o qué sé yo, en realidad era una cuestión simbólica de decir yo soy libre de vestirme o de hacer lo que se me dé la gana o de acostarme con quien se me dé la gana. Pensá que hasta ahí había que casarse virgen por ejemplo, entonces lo que digo es que fue muy emocionante esta etapa pero no fue la única, además hay que ver un continua porque sino la posibilidad es que esto se corte acá y en realidad hay muchísimas cosas más por hacer y todavía las mujeres estamos en una situación de absoluta desigualdad con respecto a las posibilidades de los varones.