Este miércoles 17 de abril, el cura Mario Koessler, de 63 años, quien estaba imputado por abuso sexual agravado a tres mujeres catequistas de 75, 63 y 40 años entre 2014 y 2015 en la Parroquia San José, de San Isidro, se declaró culpable en un juicio abreviado que le fijó una pena de tres años en suspenso.
Según informó el abogado de las víctimas, Andrés Bonicalzzi, el juicio iba a comenzar el próximo lunes 22 de abril en el Tribunal Oral Criminal N°2 y "se suspendió por un acuerdo de juicio abreviado al que llegaron la Fiscalía y la defensa, que fijó a Koessler 3 años de pena en suspenso".
Las víctimas, Nora Bustamante, Nidia Brittos y Alicia González, habían presentado el 29 de septiembre de 2016 la denuncia ante la Fiscalía de Violencia de Género de San Isidro, a cargo de Laura Zyseskind, que abrió una investigación penal, y meses después dieron su testimonio para la apertura de un juicio canónico contra Koessler.
Días antes de esa fecha, el 24 de septiembre de 2016, padres de alumnos de catequesis en la institución se reunieron en la Parroquia San José con el Monseñor Oscar Ojea, por entonces obispo de la Diócesis de San Isidro, quién les reveló que Koessler había reconocido los abusos y pedido ayuda psiquiátrica y les anunció que dejaría la iglesia para vivir en el asilo Marin de San Isidro, informaron fuentes a Télam.
Ojea, hoy presidente de la Confederación Episcopal Argentina (CEA), fue en su momento el encargado de apartar de su cargo a Koessler, y de "comenzar el proceso de investigación canónica sobre los hechos y circunstancias denunciadas", de acuerdo a un comunicado emitido por la diócesis el 29 de noviembre de 2017.
Los casos denunciados ocurrieron entre fines de 2014 y agosto de 2015. La primera de las víctimas fue Alicia González. Luego, en febrero de 2015, Nora Bustamante fue la segunda de las mujeres abordada por Koessler, y la primera en contar su caso. Nidia Brittos, por su parte, sufrió el acoso en agosto de 2015. Las tres mujeres contaron situaciones similares: Koessler acercándose y agarrándolas para intentar darles besos, y toquetearlas jadeando cerca de ellas.