Monseñor Oscar Ojea transmitió su mensaje por San Isidro Labrador

Como todos los años, monseñor Oscar Ojea ha preparado un mensaje para el día de San Isidro labrador, Patrono de la Diócesis.

"Queridos amigos, celebramos el domingo 15 de mayo nuestra fiesta de San Isidro Labrador, patrono de nuestra Diócesis de San Isidro.

Siempre decimos que nos sentimos orgullosos de que nuestro Patrono haya participado intensamente de la vida familiar, que haya tenido una familia; nuestro Patrono es laico, es un trabajador; nuestro Patrono construyó a lo largo de su vida una familia con Santa María de la Cabeza.

Y hemos recibido con una inmensa alegría esta nueva Exhortación de nuestro papa Francisco acerca del amor en la familia.

En el capítulo cuarto de esa Carta magnífica el Papa trata de tomar el Himno a la Caridad de San Pablo del capítulo XIII de la primera carta a los Corintios y aplicarlo a la vida familiar.

El amor que es paciente que es servicial, que no tiene envidia, que no hace alarde, que no es arrogante, que no obra con dureza, que no busca su propio interés.

Con ese amor el Papa irá recorriendo todas las características para aplicarlo a la vida familiar, incluyendo aquello de “todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera”.

Esta aplicación implica que nuestro Santo  construyó el amor en la vida cotidiana; lo cotidiano está como atravesado por la gracia; en lo cotidiano aprendemos.

La familia es una escuela, una escuela de servicio, una escuela de paciencia, una escuela de confianza.

El Papa irá desarrollando todas estas características que se aplican al Himno de la Caridad, a lo cotidiano en la vida familiar y a cómo ir construyendo con la gracia de Dios ese amor día a día, el amor que es una práctica, que es un ejercicio, que es una escuela concreta en la que vamos creciendo.

Y luego nos encomendará a los pastores, no sólo la preparación para el matrimonio sino también la del acompañamiento de nuestros matrimonios jóvenes que van avanzando en esta escuela de vida familiar.

Es imprescindible entonces este “encomendar”  a la Iglesia, una Pastoral de la escucha; cómo poder escuchar a estos hermanos nuestros que padecen crisis en la vida matrimonial, momentos difíciles y cómo tener en las comunidades hermanos nuestros que puedan escuchar a través de su experiencia de vida familiar, aquellos que acceden con las primeras dificultades.

Qué bueno sería que en nuestra Diócesis pudiéramos seguir avanzando en la Pastoral de la escucha, encomendada tantas veces a nuestros laicos; nuestros laicos que pueden acompañar según sus propios carismas con toda la experiencia de vida cristiana a muchos hermanos nuestros.

Finalmente lo que significa esta experiencia de vida matrimonial aplicada al plano social, lo que es la familia abierta a la sociedad. Querría terminar con esto, que es una cita del capítulo 183 de la Carta que se aplica perfectamente a la vida de San Isidro y a la vida de tantos matrimonios nuestros que tienen una abierta a toda esta dimensión social el matrimonio: “Un matrimonio que experimente la fuerza del amor, sabe que ese amor está llamado a sanar las heridas de los abandonados, a instaurar la cultura del encuentro, a luchar por la justicia. Dios ha confiado a la familia el proyecto de hacer «doméstico» el mundo, para que todos lleguen a sentir a cada ser humano como un hermano: «Una mirada atenta a la vida cotidiana de los hombres y mujeres de hoy muestra inmediatamente la necesidad que hay por todos lados de una robusta inyección de espíritu familiar [...] No sólo la organización de la vida común se topa cada vez más con una burocracia del todo extraña a las uniones humanas fundamentales, sino, incluso, las costumbres sociales y políticas muestran a menudo signos de degradación». En cambio, las familias abiertas y solidarias hacen espacio a los pobres, son capaces de tejer una amistad con quienes lo están pasando peor que ellas. Si realmente les importa el Evangelio, no pueden olvidar lo que dice Jesús: «Que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis hermanos más pequeños, lo hicieron conmigo ».

Le damos gracias a nuestro Patrono y le pedimos que pueda interceder ante el Señor para que nuestras familias puedan vivir este espíritu de servicio, abiertas a la comunidad y acogedoras de nuestros hermanos más pobres.

Qué Dios los bendiga y que San Isidro los acompañe".