Este jueves 10 por la tarde, todo fue clima de celebración en Pringles y Agüero, en el barrio de Florida Oeste. Allí, la comunidad organizó una fiesta, y el motivo lo ameritaba: Laura Fernández, vecina del barrio, cumplió 104 años.
Laura vive hace 34 años sobre la calle Pringles, y se supo ganar el cariño del barrio, cuando llegó de Villa Domínico. "Estoy hace exactamente 34 años acá porque es la edad que tiene mi nieto. Cuando él nació, nos mudamos a Vicente López", recuerda Laura y cuenta a Que Pasa que "con 104 años, una vivió muchas cosas, pero los días de los nacimientos de mis nietos son de los que más felices me hicieron, y este momento se suma a esas alegrías".
¿Cómo vive sus 104 años? Laura es más que clara al momento de contestar: "Con ganas, con lo que me queda. Me arreglo sola, aprovechando que con esta edad no me duelen más que las piernas a veces, y eso es mucho decir. No tomo medicamentos más que algún ibuprofeno cuando eso pasa".
"Ella va con su changuito y su bastón a todos lados, la ves cruzar y hacerse los mandados, acercarse al supermercado. Hace todo sola, tiene una lucidez admirable. A veces le insisto para darle una mano, ayudarla, pero muchas veces no quiere saber nada. Realmente está muy bien", relata Marta, su única hija, quien estuvo también, claro, en el festejo del barrio.
La gente comenzó a llegar cerca de las siete al patio delantero de la casa de una de las vecinas. Cada uno, con lo que pudiera colaborar: esa era la premisa. Algunos se sumaron también a la decoración y a las compras comunes. Entre todos se armó una gran mesa y comenzó el festejo, entre charlas y anécdotas.
Miriam, una de las vecinas que se encargó de organizar la juntada, dice que "hace ya mucho tiempo veníamos pensando en celebrar de esta manera, desde sus 100, pero enero es un mes complejo, por el calor o porque la gente está pensando en su descanso y no está, pero este año decidimos que finalmente lo haríamos".
"No es habitual tener una vecina de 104 años, que ande tan bien, y ese es el motivo principal de la celebración. Pero también festejamos que podemos encontrarnos entre todos, unir a los vecinos, sacarle una sonrisa al que está pasando un mal momento. Se esta perdiendo el sentido del barrio y esto lo revive, hay que fomentar eso en los mas chicos, que conozcan al que vive al lado, que le den una mano si lo necesita", rescata Miriam.
"No se cómo agradecerles todo lo que hacen por mí. Se ofrecen todos para darme una mano, y ahora se preocuparon por este festejo, entre tantas cosas malas que pasan, abrieron las puertas de sus casas. La gente del barrio es divina, esto me hace sentir súper vital", cierra Laura, emocionada por el encuentro de la comunidad.
