El cambio de dígito en la sección de año en el calendario siempre trae aires de renovación en cada persona. Esta renovación se siente, incluso, en lo deportivo.
A pesar de esto, el cambio de año no significó nada nuevo para un Tigre que, habiendo concluido su primer examen del torneo, reprobó rotundamente. Ante Quilmes apareció el mismo plantel sin ideas del año pasado. Un equipo apático en el traslado y sin un estilo definido de juego.
Ni siquiera el cambio de nombres con dos refuerzos en cancha aportó algo distinto. Cavallaro intentó muchas jugadas individuales y no logró el éxito en casi ninguna. Larrondo pivoteó y aguantó como pudo a los defensores, pero no le quedó ninguna clara para definir. El único saldo positivo fue su gol en el debut para ganar confianza.
Variantes y recursos hay. Gorosito deberá patear el tablero si quiere encontrarle la vuelta a la Primera Nacional. Todos los rivales fueron más pragmáticos y sencillos en sus planteos: líneas bien definidas, dos delanteros y actitud aguerrida. Y la mayoría sacó resultados positivos, por lo menos, frente a este Tigre.
Es hora de que el Matador asuma su responsabilidad y se renueve en este año si quiere dejar atrás los viejos problemas y lograr ascender.