Por Raquel Valencia*
La Semana Mundial de la Lactancia Materna, que se celebra todos los años del 1 al 7 de agosto, es una campaña mundial coordinada por la Alianza Mundial para la Acción de Lactancia Materna (WABA, por sus siglas en inglés) cuyo objetivo es crear conciencia social visibilizando la lactancia materna y estimular la acciones sobre temas relacionados, promoviendo un entorno que permita a las mujeres amamantar a sus hijos exclusivamente durante los primeros seis meses y a continuar la lactancia materna por dos años o más.
El lema de la Semana Mundial de la Lactancia Materna 2020 es “Apoyar la lactancia materna contribuye a un planeta más saludable”. El tema se centra en el impacto de la alimentación infantil en el medio ambiente/cambio climático y el imperativo de proteger, promover y apoyar la lactancia materna para salud del planeta y su gente.
La leche materna es un alimento vivo, es un recurso natural, seguro y renovable. La madre produce la leche que su hije necesita. La leche fórmula es un sucedáneo no natural que altera el medio ambiente en casi todas las etapas de su procesamiento: producción, distribución, consumo y generación de residuos; además de los efectos ecológicos asociados a los criaderos de vacas. También hay sobre costos económicos al no amamantar, pues alimentar con leche materna suele suponer la mitad del gasto que con fórmula artificial, sin contar el gasto en insumos, mamaderas, tetinas.
Aun así es necesario también resaltar que la leche de fórmula es necesaria en ciertos casos y que también salva vidas; lo que se pretende con esta campaña no es responsabilizar a las madres del cambio climático, ni de la contaminación derivada del procesamiento de sucedáneos de la leche materna sino visibilizar los beneficios de la lactancia materna, hacer que la sociedad conozca y apoye a las mujeres que desean amamantar a sus bebés, que los diferentes profesionales de la salud se capaciten y trabajen interdisciplinariamente para acompañar y asesorar correctamente a las mujeres que tengan dificultades con la lactancia.
Debemos reforzar la “cultura de la lactancia materna” en nuestra sociedad y esto requiere creación de políticas y programas de salud pública sólidos que fomenten, apoyen y acompañen la lactancia materna. Esto no sólo abarca la los distintos agentes de salud, sino también a todo lo que es el contexto de la madre, como por ejemplo las licencias por maternidad y la vuelta al trabajo, al estudio, la importancia del apoyo familiar y del entorno, la posibilidad de amamantar en lugares públicos sin ser miradas y perseguidas. Hay muchos actores involucrados y todos nosotros que tenemos que actuar interinstitucional e intersectorialmente para mejorar y auspiciar más los beneficios que tiene la madre que amamanta.
Y por último, creo que lo más importante es no dejar de lado lo fundamental que es el deseo de cada mujer, de cada madre. La lactancia no debe ser exigida desde ningún mandato, ni siquiera porque sea lo mejor para la salud de la niñez y del planeta. Cada diada es única, cada caso debe ser visto y acompañado desde su particularidad y el promover la lactancia materna no debe ser igual a juzgar a las mujeres que no amamantan (por la razón que sea).
Ser inclusivos y aceptar la diversidad en una gran deuda que tenemos como humanidad.