A través de este mensaje, Monseñor Oscar Ojea transmite el significado de la Semana Santa en sus diferentes días.
Quiero dirigirme a todos mis hermanos con enorme cariño en estos días de Semana Santa.
Cómo vivir la Semana Santa. Yo se que muchos de ustedes tienen que trabajar en semana santa. Yo sé que muchos de ustedes no están bien de salud, estarán enfermos en semana santa. A ellos también me dirijo. Sé que muchos de ustedes van a descansar, otros se van a hacer un tiempito como para poder acercarse a los templos y participar de alguna ceremonia. A todos querría dirigirme. Más allá de lo que estemos haciendo, hay algo que está pasando en la semana santa. Jesús nos invita a seguirlo de cerca, a estar cerca de él, más que nunca, a no seguirlo de lejos, a no mirarlo de lejos sino a acercarnos a él. Para qué, para darnos la clave del sentido de nuestra vida. La Semana Santa es una escuela de vida, nos enseña a vivir.
El primer día del triduo santo, el Jueves Santo es el día del amor. Nadie puede vivir sin amor decía Juan Pablo II. El hombre puede vivir sin muchas cosas, pero no puede vivir sin amor y el jueves santo es el día del amor. Él nos dejó esa herencia. Ese amor se cristaliza en la celebración en el lavatorio de los pies, porque para Jesús el amor es servicio y ésta es la clave de la felicidad. Va a decir nuestro Papa Francisco reiteradamente “el verdadero poder es el servicio”. El servicio nos hace felices. Ese salir de nosotros mismos para compartir y servir a los hermanos. Es el día del compartir, por eso es el día de la Eucaristía, el día que podemos compartir con los hermanos el pan de Dios. Es el día del sacerdocio porque es el ministro que, continuando el misterio de la encarnación de Jesús, hace posible como hombre instrumento de Jesús, que tengamos ese pan de vida a la mano. Ese es el primer día, la clave de la vida, el amor, el amor en serio.
El Viernes Santo como escuela de vida, Jesús nos enseña cómo llevar nuestra vida adelante a través del sufrimiento, cómo transitar el dolor, cómo atravesar el dolor. El Señor quiere ponerse cerca de todos los sufrimientos humanos, del abandono, de la soledad, la enfermedad, la tristeza, la desesperanza. Todo esto lo tenemos clarísimo leyendo la Pasión de Cristo. Y él los atraviesa con su mansedumbre, los atraviesa con su paciencia, con su amor, con su aceptación total de la voluntad de Dios. Y cuando los atraviesa nos va diciendo a cada uno “cuando estás más humillado, cuando estás más crucificado, yo te quiero, yo estoy al lado tuyo, yo no me borro, yo no te voy a faltar, yo soy el amigo que no falla.
Este es el segundo mensaje de la Semana Santa. Si sufrimos hay alguien que puso primero el pecho por nosotros y nos está acompañando en ese dolor, no estamos solos ni abandonados, por más que nos parezca a veces que el Señor nos abandona como dice Jesús mismo en la cruz, él está junto a nosotros.
Y el Sábado Santo que ya con el Cirio Pascual nos ilumina la esperanza de que el amor ha vencido a al muerte, que el amor es más fuerte que la muerte.
Es tan grande el amor de Jesús en entregarse al Padre, que el Padre lo resucita por el Espíritu Santo. El amor de Dios resucita a Jesús y nos lo entrega diciéndonos de alguna manera “confío en vos, sigo caminando con vos, te entrego una vida nueva capaz de transformar lo que tenés, convertirte y hacerlo nuevo”.
Vale la pena seguirlo a Jesús de cerca. Estos días tratemos de acercarnos. Si no podemos, tratemos de tener la Palabra de Dios cerca, tratemos de leer la Pasión de Cristo, tratemos de hacer alguna oración especial, tratemos de hacer algún ejercicio que nos ayude a vivir la semana santa, el camino de la cruz, el Vía Crusis, el santo Rosario, tratemos de estar cerca de María que vivió como nadie estos días, pero no lo dejemos solo.
Es una invitación a seguirlo de cerca y no a mirarlo de lejos.
Que esta Semana Santa que nos muestra las claves de nuestra vida pueda ser verdadera escuela para nosotros y podamos salir cambiados, convertidos y fortalecidos.
Que Dios los bendiga, que tengan una buena Semana Santa y muy Felices Pascuas.