Paula Pareto es una de las referentes deportivas de la Argentina, sin dudas. Y más aún, luego de la medalla de oro obtenida en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Pero los vecinos de Zona Norte tenemos un plus: Pareto es sanfernandina, vecina de Tigre y realiza su residencia de Traumatología en el Hospital Central de San Isidro. Motivos de sobra para, además de ser un orgullo nacional, cada uno de sus logros sea una felicidad extra.
“Apenas empecé a hacer la residencia en Traumatología, como estamos todo el tiempo en contacto con la gente, sabía que más de uno se iba a querer sacar fotos conmigo en el hospital. A veces se la saca un paciente a otro y se la mandan por Facebook", cuenta Pareto en una entrevista con Clarín y añade: "Nunca me molestó sacarme una foto porque es una alegría para alguien, pero en esta etapa me pone en un aprieto porque muchas veces lo hacen cuando estoy a las corridas con mi jefe y de alguna forma es perder el tiempo. Y eso que mis jefes tienen la mejor predisposición y no pasa nada. Pero a mí me da vergüenza”.
Pareto es una profesional en todos sus aspectos, y no acepta ninguna distinción con el resto de sus compañeros: “Desde un principio planteé en el hospital no tener diferencias en cuanto a faltar demasiado por torneos. Este sistema está bien y hay que cumplirlo como es, porque es la forma en la que aprendés. Si no voy al hospital, a los que no ayudo y les resto es a mis compañeros. Soy una más y me gusta serlo. Si bien es cansador, es como un mal necesario. En el entrenamiento, siempre odié correr y digo que es un mal necesario. Estoy contenta de estar cansada por estar ahí”.
Hasta hace un mes y medio, cuando concluyó el primer año de esta etapa médica, se pasaba un mínimo de 12 horas diarias en el hospital. Si salía antes de las 20, se entrenaba en el gimnasio y en el tatami del CeNARD. O en uno o en otro, depende del horario. El jueves, día libre como doctora, le daba al doble turno. “Es un desgaste esperable y ya sabía que iba a pasar. Es parte de la formación y está bien que termine cansada. Pero el peor año pasó y sumó para la experiencia en el ámbito médico. Ahora arrancaron chicos nuevos y yo pasé a segundo año de la concurrencia”. Ella no hace guardias de 24 horas, por lo que es concurrente y hará un año más que los residentes. “El año que haré de más es por las guardias que haré de menos. No sé cómo pueden hacer eso mis compañeros. Los admiro”.
La Peque siempre fue una persona inquieta y comprometida con lo que realizaba: solía ir de su casa de San Fernando a entrenarse a La Plata, previa parada en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires para cursar y llevarse apuntes en el micro. Y, sobre su futuro, cuenta que duda poder quedarse quieta: "Bienvenido sea que en el futuro pueda ayudar al judo en lo físico, médico o educativo. Son mis pasiones”.
Pasó un año en el que la campeona olímpica le cedió el terreno a la médica. Se llama Paula Pareto, es la atleta argentina del siglo y pacientes no le van a faltar.