La CGT, ambas CTA (de los Trabajadores y Autónoma), los trabajadores de la economía popular (UTEP), los movimientos sociales y las multisectoriales paralizan las tareas este miércoles durante 12 horas en todo el país y se movilizan hacia el Congreso en rechazo de las medidas económicas del Gobierno, en lo que constituirá la primera gran protesta gremial en la era Milei y una medición de fuerzas entre el Ejecutivo y los sindicatos.
Las centrales obreras y otros espacios ratificaron su total oposición a la sanción del decreto de necesidad y urgencia (DNU) 70/23 y al proyecto de ley "Bases", a pesar de sus modificaciones, porque, afirmaron, "atentan contra los derechos laborales y todas las conquistas". "Se trata de un ataque salvaje que afecta a los sectores más vulnerables y a los trabajadores y procura quitar derechos laborales y jubilatorios", dijeron las centrales.
En la previa al paro, convocado a menos de 20 días de la asunción de Milei, convirtiéndose en el más rápido desde el regreso de la democracia, referentes de la CGT, como Héctor Daer y Pablo Moyano, se cruzaron públicamente con representantes del oficialismo, como el portavoz Manuel Adorni.
La pelea incluye a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien busca hacer cumplir el protocolo antipiquete y evitar cortes de calles, por lo que este martes la cartera advirtió a la central obrera que no se encuentra habilitada "para asegurar, autorizar o restringir ningún tipo de circulación".
El transporte público estará garantizado hasta las 19, a fin de permitir que aquellos ciudadanos que quieren sumarse a la movilización luego cuenten con trenes y colectivos para poder regresar a sus hogares.
Desde horas antes del mediodía se espera que comiencen a llegar las principales columnas de los sindicatos a la Plaza del Congreso, donde se prevé que se desarrolle un acto que, en principio, tendría como oradores a los miembros del triunvirato que conduce la CGT, Héctor Daer (Sanidad), Pablo Moyano (Camioneros) y Carlos Acuña (Estaciones de servicio y garages).
Para el sindicalismo, el mega DNU y la ley ómnibus contienen "muchas medidas arbitrarias, anticonstitucionales y lesivas de un vasto número de derechos civiles, comerciales y sociales, que introduce una feroz reforma laboral regresiva cuyo único objetivo es disciplinar a los trabajadores".
Se refirieron así a reformas que se impulsan como la exclusión de la Ley de Contrato de Trabajo a personas físicas que podrían ser dependientes; la irrenunciabilidad; la extensión del período de prueba; La creación de injurias específicas reñidas con la libertad sindical; la reducción de los montos indemnizatorios y la imposición de una moratoria imperativa para el pago de las condenas.
En esa pugna, el gremialismo consiguió que la Justicia laboral frenara los artículos del DNU que refieren a los temas laborales, por lo que no se encuentran actualmente en vigencia, a diferencia del resto de su contenido.
Pero su objetivo final, tal como blanqueó Pablo Moyano, es "voltear" el mega DNU y la ley ómnibus, para lo cual vienen acordando el rechazo con los legisladores peronistas y presionando a los opositores más dialoguistas para que no acompañen el proyecto que se está debatiendo y así ambas medidas caigan, con lo cual Milei se quedaría sin los pilares o la hoja de ruta que se propuso para el primer tramo de su gestión.
Por eso eligieron marchar al Congreso, a fin de renovar la presión en momentos en que el oficialismo obtuvo dictamen en Diputados y busca tratarlo en el recinto en breve.
Consultado el lunes último sobre el inminente paro sindical, Milei respondió: “Hay dos Argentinas, una que se quiere quedar en el atraso, el pasado y la decadencia, en la que no se crean empleos privados desde 2011 y tenés clavada la cifra en 6 millones, y otra que es la que votó las ideas de la libertad”.