Bajo el lema “Memoria agradecida, esperanza compartida” elegido con motivo del año jubilar de la Diócesis de San Isidro, más de 3 mil personas que integran las comunidades parroquiales y movimientos de la Diócesis participaron de la peregrinación en Luján que, partiendo del monumento al Soldado de Malvinas, llegó hasta la Basílica guiados por la imagen de la Virgen María.
Sacerdotes, religiosos, religiosas, y vecinos celebraron una Misa al mediodía, donde pidieron a la Virgen “renovar la misión de la Iglesia diocesana como así también vivir una esperanza comprometida”.
Monseñor Oscar Ojea, Obispo de la Diócesis de San Isidro, presidió la misa, acompañado del monseñor Martín Fassi, Obispo auxiliar de la Diócesis de San Isidro y los obispos Jorge Eduardo Sheinig y Miguel D’Aniballe, muy cercanos en afecto a la Diócesis.
Jorge Casaretto, Obispo emérito de la Diócesis, estuvo presente en la celebración y a pedido de Ojea compartió unas palabras en las que recordó especialmente a monseñor Aguirre, primer Obispo de la Diócesis.
Ojea expresó en su homilía que: “Venimos a celebrar el amor de Dios, la alianza de Dios con su pueblo, que nos haya elegido para regalarnos la Fe”. Asimismo, afirmó que “la misión forma parte de nuestra vida, por eso tenemos que ir descubriendo en la comunidad cual es nuestro carisma, qué es aquello para lo que el Señor nos ha elegido”.
Al finalizar su mensaje, Ojea propuso como camino de la Diócesis hacia la Asamblea Diocesana del próximo año reflexionar acerca de quiénes son los pobres en la Diócesis de San Isidro: "Les pido que reflexionen sobre quiénes son los pobres en nuestra Diócesis, quienes son aquellos de quienes tenemos necesidad de aprender. Estamos llamados a reconocer la presencia de Cristo en los pobres. A prestarles nuestra voz en sus causas. Pero también a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos".