Un sujeto que contaba con un pedido de captura nacional por haberse profugado del domicilio donde cumplía condena por el homicidio del ingeniero Ricardo Barrenechea en el año 2008 en San Isidro, fue detenido por la Policía de la provincia de Buenos Aires tras un tiroteo y persecución.
El hecho donde atraparon a Cristian "Kitu" Molina, uno de los condenados por el crimen del ingeniero ocurrido en octubre de 2008, ocurrió cuando el sujeto, junto a un grupo de presuntos delincuentes se dio a la fuga tras el ingresó a punta de pistola en un domicilio donde amedrentaron a sus moradores y huyeron con dinero y pertenencias personales en el partido de Morón.
Al momento de emprender la fuga, los sujetos se toparon con efectivos del Comando de Patrullas Morón que se encontraban patrullando la zona y advirtieron la situación dando la voz de alto. En consecuencia, los acusados repelieron el accionar policial efectuando varios disparos al móvil y a los agentes.
El ahora nuevamente detenido, estaba condenado por el asesinato del ingeniero en su casa de San Isidro. Molina, de 17 años al momento del hecho que sacudió a la comunidad sanisidrense, fue, según la fiscalía, quien lideraba la banda que ingresó a la vivienda de Barrenechea y recibió una pena de 11 años y 10 meses de prisión.
El hecho ocurrió el 21 de octubre de 2008, cuando Barrenechea estaba junto a su mujer y sus cuatro hijos durmiendo y tres personas ingresaron a su hogar con fines de robo. Ante la exigencia de los ladrones, Barrenechea les entregó dinero y objetos personales, pero de todos modos los sujetos lo mataron de cinco tiros.
Los ladrones, liderados por "Kitu", se dieron a la fuga en un Volkswagen Gol gris, con el que habían salido ese día desde la villa "Puerta de Hierro" del partido de La Matanza rumbo a San Isidro para cometer robos.
Según determinó la justicia en el 2012, cuando se dictó la condena, la banda tenía la modalidad de ingresar a los domicilios utilizando tarjetas o plásticos recortados de envases de gaseosa, para abrir los pestillos de las puertas.
El ingeniero murió de cuatro balazos, mientras que su hijo Tomás, de 17 años, fue baleado en una axila y debió ser operado, aunque sobrevivió.
Ahora, tras ser atrapado nuevamente por la policía, Molina fue puesto a disposición de la UFI interviniente N°1 de Morón.