Se encuentra entre las calles Francisco Hué, José C. Paz, Salguero y Libertad, en la localidad de San Andrés, y es pionero en abordar la inclusión: estamos hablando del Instituto Agustiniano, uno de los colegios más emblemáticos que posee el partido de San Martín al que concurrieron reconocidas figuras del ámbito político y periodístico, que este año incluyó para sus alumnos de 4° año del secundario la materia de Lengua de Señas.
Al igual que matemática, prácticas del lenguaje, historia, geografía, biología e informática, la materia es de régimen obligatorio y debe ser aprobada. Claro que, en contrapartida de las nombradas, hay dos diferencias sustanciales. La primera es el espacio que contiene en el programa de lunes a viernes (40 minutos, un día a la semana) y la segunda y principal es la manera en que se desarrollan las clases: los alumnos se sientan en un semicírculo, utilizan tapabocas transparentes que permita comprender la lectura labial, expresan con las manos y el cuerpo todo aquello que desean comunicar y, sobre todo, permanecen en silencio.
El tándem que componen las profesoras Lucía Fauve y Laura Garello lleva adelante estas clases. Cada una con sus características y condiciones diferentes, se complementan entre ellas y abastecen de información a los chicos que deben captar el mensaje que ambas comunican para luego llevar a la práctica lo aprendido.
Fauve es la profe principal del curso. Es sorda desde que tenía tan solo un año de vida, cuando una meningitis le hizo perder por completo la audición. Actualmente, además de ser el pilar fundamental de las clases, participa del primer noticiero de personas sordas que se ideó en el Municipio de San Martín, y que es conducido por Lautaro Castiglia (VER NOTA). Garello, por su parte, quien se desempeñó como directora de la Escuela N°505 de San Martín que trabaja integralmente con chicos de esta condición, es la mediadora entre Lucía y los alumnos.
QUE PASA habló con Víctor Peterle, coordinador de la modalidad Tecnología en el Agustiniano hace seis años, que manifestó la importancia de abordar este tipo de temáticas, hacía tiempo inadvertidas en la mayoría de las instituciones educativas. "Se habla mucho de la inclusión y se está trabajando en ese sentido. Las profes el otro día nos decían que la inclusión real se va a dar cuando haya un chico sordo en la escuela, o cuando se den situaciones de la vida cotidiana en las que el alumno pueda poner en juego ese aprendizaje", expresó.
"Me pasó de estar en una de las clases en la que los chicos tenían que trabajar sobre situaciones de la cotidianeidad que se podían llegar a dar donde hubiera una persona sorda. Y la verdad es que fue muy fuerte, esto nos enseña. Cuando tuve la posibilidad de acceder a una clase me dio vuelta todo", aseguró a este medio.
La pregunta a nuestro entrevistado sobre cómo se sienten los alumnos con esta novedosa materia se cae de madura. Uno puede imaginar que, en plena adolescencia, resulta dificultoso que los chicos estén metidos de lleno en un contexto en el cual no pueden hablar entre ellos. Sin embargo, para él las clases "tienen una medida justa" (debido al tiempo) y dijo que "hasta los dejan con las ganas de querer seguir". "Es muy extraño definirlo porque es una situación que debería ser habitual, que actualmente no lo es, y que los pone en un lugar donde no pueden no prestar atención", puntualizó.
Lo cierto es que, más allá de haber implementado en este 2022 la Lengua de Señas como materia obligatoria, el Instituto Agustiniano, al que concurrieron reconocidas figuras de la política como Sergio Massa y otras del ámbito del periodismo como Nicolás Novello, viene empleando esta temática hace una década y media. Hace quince años se realizaban talleres aislados para que los jóvenes, paulatinamente, adquieran conocimientos al respecto. De hecho la propia Laura Garello, en su rol como directora de un colegio para chicos sordos, llevaba ello en sus registros.
Así fue como, en el marco de una decisión tomada por el Padre Daniel Medina, director del colegio, se decidió instaurar la Lengua de Señas como materia obligatoria, y que deje de ser un simple taller o capacitación como lo era antes. No obstante, Víctor, con orgullo, aseguró que puede "dar fe de que siempre la escuela buscó toda aquella actividad social que pueda movilizar a nuestro chicos, con que empaticen con su entorno".
¿Y si en algún momento se implementa la materia en la primaria? Le preguntamos al coordinador, a lo que respondió: "Debería ser el camino adonde se tendría que ir. En esos niveles tenés la participación de los padres. Hay una presencia del adulto muy fuerte, con lo cual impactás más allá del colegio y del chico".