En la madrugada del miércoles, con el recinto del Concejo Deliberante de Tigre colmado de vecinos, muchos de ellos del barrio Nordelta, se intentó tratar sobre tablas un proyecto impulsado por el intendente Julio Zamora, que busca habilitar el ingreso al barrio privado de colectivos de la línea 723, a raíz de las denuncias de discriminación realizadas por empleadas domésticas que trabajan allí, quienes aseguran que no se les permite viajar en las combis que ingresan al complejo, donde viajan los propietarios.
Con 23 concejales en sus bancas (con la ausencia previo aviso por razones salud de Malena Galmarini), el tratamiento sobre tablas del proyecto requería el apoyo de los 2/3 de los presentes. El bloque del Frente Renovador junto al de Unidad Ciudadana, con 15 concejales, impulsaban el tratamiento dada “la urgencia y la necesidad de terminar con la discriminación” según afirmaron desde el bloque. Pero desde el bloque de Cambiemos, con 7 concejales, sumado el peronista (opositor a Zamora) Javier Forlenza, sostenían que la importancia del proyecto ameritaba un tratamiento con más tiempo, y que era necesario el paso por las comisiones, negándose al tratamiento sobre tablas.
Al momento que la concejal Gladys Pollán, de Unidad Ciudadana, solicitó el tratamiento sobre tablas, y se elevaron las manos para las votaciones, comenzó el debate: 15 concejales a favor y 8 en contra. Entonces, ¿había o no quórum para tratar el proyecto?
Alejandra Nardi, presidenta del cuerpo, pidió que se avanzara con el desarrollo del proyecto, pero desde el bloque de Cambiemos sostenían que no contaban con la cantidad de votos necesarios para seguir adelante: dos tercios de los concejales presentes debían estar a favor del tratamiento y, por una diferencia de decimales, ese número, decían desde el bloque opositor, no llegaba a darse. “La cuenta da que se necesitan 15,33 concejales en el recinto a favor, y ellos tienen sólo 15, por eso no puede tratarse”, se escuchaba decir a los ediles de Cambiemos.
Mientras tanto, los vecinos de Nordelta presentes y otro grupo que estaba a favor de que el transporte público ingresara al barrio, comenzaron a enfrentarse mediante cánticos propios de una disputa deportiva: “¡Los números no dan!”, se escuchaba por un lado, y “¡Voten para el pueblo, Nordelta no es el pueblo!”, por otro.
En ese momento, Nardi convocó a un cuarto intermedio con representantes de cada bloque. Los ediles que quedaban en el recinto comenzaban a analizar lo sucedido. Conversaciones entre ellos y el público presente, algunas más subidas de tono que otras, reproches y hasta algunos gestos de desorientación sobre lo que estaba sucediendo invadieron por casi media hora el lugar.
Al regresar del cuarto intermedio, la Presidenta del Concejo Deliberante aclaró la decisión que se había tomado. “Es necesario evitar cualquier tipo de nulidad en un proyecto que tiene importancia para toda la comunidad de Tigre, y tratarlo con la transparencia que se merece. Por este motivo, seguirá su curso normal, no se tratará en el recinto y pasará a la respectiva comisión”, informó.
Las gradas del recinto, en ese momento, volvieron a dividirse. Abucheos por parte del público que se mostró a favor del tratamiento, y sonrisas, abrazos y festejos entre los habitantes de Nordelta.
Con esa definición, al ser la última sesión ordinaria del año, el proyecto de la implementación del transporte público en Nordelta no podrá ser aprobado hasta el comienzo de sesiones en 2019, luego de que sea tratado en las comisiones correspondientes.
El proyecto en tratamiento
Que Pasa pudo acceder al texto del proyecto sobre el ingreso del transporte público en Nordelta:
