El 16 de setiembre de 1979 llegó a nuestro país la primera misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) visitó la argentina para recabar información y denuncias por secuestros y torturas. Once expertos internacionales estuvieron en el país por dos semanas donde recibieron 5580 denuncias de violaciones de derechos humanos, al mismo tiempo que el gobierno militar lanzaba la tristemente célebre campaña que decía que "los argentinos somos derechos y humanos".

Una de las acciones realizadas por la CIDH fue la visita visitaron centros clandestinos como la ESMA, que los marinos refaccionaron para encubrir las detenciones, al tiempo que trasladaron a los secuestrados a la quinta El Silencio, en la tercera sección de islas del delta.
Luego del la vista, la CIDH elaboró un informe que fue publicado en abril de 1980, donde se confirmaban numerosas y graves violaciones de derechos humanos entre 1975 y 1979.
Muchos consideran la visita de CIDH como un hecho bisagra que inicial el proceso de finalización del régimen militar.
La quinta El Silencio

El Silencio funcionó como un sitio complementario a la Ex ESMA para intentar ocultar a las víctimas durante la visita de la CIDH de septiembre de 1979. Desde 1975, el predio de alrededor de 50 hectáreas ubicado en el arroyo Tuyu paré, de la tercera sección del delta (San Fernando), era propiedad de Emilio Teodoro Grasselli (ex capellán de la Iglesia durante la dictadura cívico-militar) y otras tres personas. Luego, en enero de 1979 fue vendido fraudulentamente al grupo de tareas 3.3.2 de la ESMA: para la firma de la escritura, según determinó la justicia, se utilizó el documento de identidad de un detenido-desaparecido. Actualmente, es una propiedad privada.
En la isla se replicó el sistema represivo de la ESMA: un terreno con dos casas, una grande y una chica, de madera y sobre pilotes (características del delta). En la casa grande estaban los miembros del grupo de tareas y un grupo de secuestrados que eran obligados a realizar diferentes trabajos. La casa chica era una vivienda en mal estado donde había otro grupo de prisioneros hacinados en el bajo piso de la casa –una habitación de techo reducido, carente de luz y ventilación–, y se los mantenía encapuchados, esposados, engrillados y en silencio absoluto. En la habitación de arriba dormían los suboficiales que hacían de guardia.
El centro clandestino, donde se estima estuvieron en cautiverio unos 30 detenidos, operó bajo el control del grupo de tareas 3.3.2 y la Prefectura Naval.
En octubre de 1979, una vez que la CIDH se retiró del país, la mayoría de las víctimas fueron regresadas a la ESMA, a otras se las mantuvo en cautiverio en El Silencio forzadas a realizar trabajos para la Armada.
La señalización
A 40 años de la visita de la CIDH, se realizará la señalización de la Quinta El Silencio, el sábado 7 de septiembre. Habrá un acto en la estación fluvial de Tigre. VER NOTA