Por Gabriel Pandolfo
-¡Murió Videla!
-¿Y ese quién era?
-Alguien que lo más probable es que no vuelva.
-Y si se murió... ya está muerto.
-Desapareció para siempre.
-¿Era amigo tuyo?
-No, era un asesino, un maldito asesino dictador.
-¿Trabajaba de eso?
-Fue el que hizo el último golpe de Estado, y murió en la cárcel.
-¿Es algo de la historia?
-Algo así.
-¿Y anda a caballo?
-¿No me escuchás? Se murió.
-¿Se fue con Dios?
-Creo que no. Mataba gente.
-¿Le tiraba tiros?
-No, él iba a misa.
-¿Eso hizo? ¿Y a cuántos mató?
-No sé... A miles de personas. Fue un asesino de guante blanco. Daba las órdenes, creía que tenía el derecho de hacerlo.
-Pero, ¿por qué con guantes? ¿Dios le daba la idea?
-No, quería decir que él no mataba directamente...
-¿Y cómo hacía?
-Por ejemplo, llamaba por teléfono y... También mandaba tirar gente viva de los aviones y mandaba a matar de muchas otras maneras horribles.
-¿Y gritaban?
-...
-¿Y por qué se le ocurrió?
-Se le ocurrían muchas ideas, ideas que te hacían doler y te daban náuseas, y cualquiera que dijera algo en la radio o en cualquier lado que a él y a sus amigos no le gustara, lo mandaba matar. Y no podías ni mirar las estrellas tranquilo del miedo que tenías. Y también mandaba matar a chicos de 18 años y menos. Y a los bebés los separaba de los padres. Y ni se te ocurría salir a la calle a golpear las cacerolas o a decir que no estabas de acuerdo. Y encima cantaba el himno y lo único que servía era lo que él decía, pero no estaba solo ni era el más culpable, pero se encargaba de que todos hicieran lo que él y sus amigos querían... Y también robaban, y los que no estaban de acuerdo tenían que vivir de rodillas. Y mentía.
-¿Por que tenía ganas?
-Porque tenía mucho miedo. Por eso se reía, del miedo que tenía. Y porque era un idiota. Y a los cadáveres los escondía para que nunca los encontraran. No era fácil vivir en esa época. Pero después lo atraparon. Después de muchas cosas, lo atraparon y lo mandaron a la cárcel. Y hoy se murió ese señor. Eso, nada más. Se murió en la cárcel, en una celda, como un delincuente. Pero nunca se arrepintió de todo lo que hizo, o por lo menos nunca se lo dijo a nadie.
-¿Y estás contento?
-No, no hay nada que festejar. Vamos a recordarlo para que nadie quiera hacer lo que él hizo, o cosas parecidas. Y vamos a recordar que murió solo, en una cárcel. Y a decirles a todos, y a vos también, que cualquiera que haga lo que hizo él, o algo parecido, va a morir solo, en una cárcel. Eso es lo único que vale recordar hoy. Que se terminó una época, para siempre. Hoy, que murió Videla, que era un hijo de puta, no es para alegrarse. Es sólo para que todos sepan que a la corta o a la larga, cualquiera que haga algo así, “seguro seguro”, va a terminar mal. Se llame como se llame.
-¿Y quién es más malo?
-¿Más malo que quién?
-Vos dijiste. Yo que sé.
-...
-¿Y en los aviones había azafatas?
-No, mirá... ¿Sabés lo que es un cobarde?