Fotografías: Nicolás Wolkowicz
Alrededor de las 13 horas, se llevó a cabo el acto inaugural del nuevo Sitio de la Memoria, con la presencia de Cristina Fernández de Kirchner.
Bajo una intensa lluvia, y junto a Estela de Carlotto y Hebe de Bonafini, titulares de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Cristina Fernández de Kirchner encabezó el acto de inauguración del Sitio de Memoria, emplazado en el edificio del ex Casino de Oficiales, que funciona dentro del Espacio de la Memoria en las instalaciones del ex centro clandestino de detención de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), ubicado en Av. Del Libertador 8151, en la Ciudad de Buenos Aires.
El acto fue el primero de una serie de actividades para conmemorar un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, que el gobierno nacional llevará adelante bajo el lema El mismo Sol, la misma Patria.
En el marco del acto que comenzó alrededor de la una de la tarde, la primera en hablar fue Ana Testa, ex detenida de la ESMA, quien dijo estar emocionada por “ver esta alegría en un lugar que fue la cuna de la muerte, y que hoy va a ser el lugar donde los jóvenes vengan a tomar parte de la historia”.
“Siento que los jóvenes que hoy están aquí son los que van a continuar con esta lucha”, concluyó.
El segundo orador fue Juan Cabandié, nieto recuperado y diputado nacional por el Frente para la Victoria (FpV), quien sostuvo que “estoy más orgulloso que hace 11 años, cuando este predio se recuperó para darlo a las manos civiles, porque hay una gran diferencia: el 24 de marzo del 2004 el acto se hizo afuera, hoy lo estamos haciendo aquí adentro, y eso es producto de la voluntad, la tenacidad y la convicción”.
“Aquel 24 de marzo estábamos más cerca del 22%, y la sociedad no reclamaba que este sea un espacio para la memoria, aunque sí lo hacían abuelas, hijos, nietos y familiares” dijo el Diputado Nacional, y agregó que “gracias a la decisión política, hoy tenemos este y tantos lugares para ejercitar la memoria, forjando una identidad colectiva. Ese día se abrieron las puertas de la dignidad a todo el pueblo, ese día los derechos humanos pasaban a ser una política de estado por primera vez en muchos años”.
Para concluir su discurso, Cabandié agradeció a Néstor Kirchner y a Cristina Fernández de Kirchner, a quién dirigió unas palabras: “Ustedes nos cuidaron reparando el daño y construyendo una identidad colectiva, porque no hay patria si no hay derechos humanos y no hay memoria. Gracias a vos y a Néstor yo hace 11 años empecé a ser libre.”
Cristina Fernández de Kirchner cerró la lista de oradores y, mediante una Cadena Nacional, que comenzó alrededor de las 13.15, brindó su discurso presidencial ante funcionarios, familiares de víctimas de la dictadura, representantes y referentes de organismos de derechos humanos de todo el país.
En principio, Cristina también recordó el 24 de marzo del 2004 cuando “bajo un sol radiante, Néstor Kirchner, que se presentó como parte de una generación diezmada, vino a recuperar no solamente un edificio que fue ex centro clandestino de detención, vino a recuperar la memoria y la historia de los argentinos”.
“Ese día Néstor, a quien muchos acusaban de frío y cerebral, habló con el corazón y las tripas en nombre de miles y miles que ya no podrán hacerlo nunca más, pidiendo perdón en nombre del Estado Nacional”, dijo la mandataria con la voz entrecortada.
Cristina Fernández de Kirchner aclaró que el Sitio de la Memoria “no es un museo, porque en los museos se guardan las piezas del pasado, pero en los sitios de la memoria se guardan la memoria la verdad y la justicia”, y agregó: “La memoria no es pasado, para tener memoria hay que estar vivo en el presente, y para estar vivo en el presente hay que saber lo que nos pasó, hay que saber lo que pasamos como argentinos.”
“Los 40 millones de argentinos tenemos ante la humanidad la responsabilidad de cuidar con nuestras manos los derechos humanos, porque no tienen que quedar en manos de un presidente, de un juez o de un magistrado”, enfatizó y sostuvo que “el pueblo tiene que empoderarse de su propia historia, para hacerse cargo de ella”.
“Aquí hay una victoria de la vida sobre la muerte, de la memoria sobre el olvido, de la patria sobre la antipatria, porque hoy, los que no están presentes están más vivos que nunca”, finalizó la Presidenta.
En el acto también estuvieron presentes Juan Martín Fresneda, secretario de Derechos Humanos de la Nación, Carlos Zannini, titular de la Secretaría Legal y Técnica de la Nación, Florencio Randazzo, ministro del Interior y Transporte, entre otros referentes del gobierno nacional.
Luego del acto, la mandataria recorrió los 5200 metros cuadrados de las instalaciones del predio que funcionó como un centro clandestino de detención, tortura y exterminio durante la última dictadura, y que a partir de hoy será el Sitio de Memoria.
Sobre el Sitio de la Memoria
El Sitio de Memoria es una propuesta del Directorio del Ente del Espacio para la Memoria, Organismos de Derechos Humanos, y la Secretaria de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia de la Nación, que contó con el trabajo de un equipo de curadores encabezados por Alejandra Naftal y Hernán Bisman.
Su trabajo aseguró la conservación edilicia del espacio permitiendo conocer el funcionamiento que tuvo mientras fue utilizado como centro clandestino de detención, para recuperar así la historia y mantener viva la memoria de quienes atravesaron con su propia vida, la crueldad del Terrorismo de Estado.
El Sitio de Memoria de la ex ESMA era un histórico reclamo de los organismos de derechos humanos nucleados en el Directorio del Ente Público Espacio para la Memoria, y que el Estado Nacional desarrolló y llevó a cabo, y su puesta en marcha se enmarca en una Política de Estado que sostiene las banderas de Memoria, Verdad y Justicia como ejes de la Democracia.
La ex ESMA
El centro clandestino de la ESMA fue uno de los principales centros de tortura y exterminio por donde pasaron personas perseguidas por su militancia política, social y sindical, la mayoría de las cuales permanece desaparecida.
En el edificio del entonces Casino de Oficiales, eran alojados los secuestrados y sometidos a sesiones de tortura para obtener información. De allí partían los “vuelos de la muerte” en los que los detenidos eran arrojados vivos al Río de la Plata. Además, en un sector de ese edificio funcionó una maternidad clandestina y muchos de los niños que allí nacieron fueron entregados a militares o allegados a ellos.