Se trata la casa del SIN que estuvo ubicada en Thames y Panamericana. Se cumplimenta una ordenanza votada en el 2013. Años de militancia y participación para llegar a la señalización.
El próximo jueves 9 de Abril a las 16 hs. se realizará la señalización del predio ubicado en Thames y Colectora Panamericana, ex Casa del SIN (Servicio de Inteligencia Naval). Este lugar fue la residencia oficial del Comandante en Jefe de la Armada, Emilio E. Massera y parte del circuito de lugares destinado a la desaparición sistemática de personas llevada adelante en la última dictadura.
La casaquinta de Massera estaba ubicada en Thames y Panamericana, en Villa Adelina. Algunos la conocían como la “casa SIN”, porque era usada por el Servicio de Inteligencia Naval. Otros, como la “casa del Coara”, en referencia a las siglas que definían “comandante de la Armada”. Muchos jefes de la Marina lo usaron de manera recreativa. Emilio Eduardo Massera solía pasar algunos fines de semana en ese lugar, que contaba con un extenso parque, pileta climatizada, un campo de golf y un impecable chalet.
Se cree que el SIN la usó como parte del circuito desaparecedor entre junio y septiembre de 1977. Era el paso previo al ingreso a la ESMA. El inmueble se demolió en 1983, con el regreso de la democracia.
Testimonios de sobrevivientes
Pilar Calveiro estuvo detenida allí entre el 12 de septiembre y el 17 de octubre de 1977. La investigadora y ex detenida recordó en una entrevista: “Es cierto que el SIN se movía dentro de la ESMA. Es cierto que allí tenía sus propios espacios para torturar primero y ‘trasladar’ después a sus víctimas. Pero también es cierto que entre el SIN y la ESMA existían rivalidades y competencias que no les permitían compartir siempre la información o por lo menos no de inmediato. Así que la casa de Thames y Panamericana fue la primera escala de muchos secuestrados del SIN, posteriormente enviados a la ESMA.”
Calveiro agregó que llevaban a las víctimas cuando eran recién detenidas. O cuando formaban parte de alguna operación que se intentaba mantener bajo reserva. “Diferentes cuartos de la casa, e incluso los baños, se utilizaron para encerrar a los prisioneros, custodiados por una docena de oficiales y suboficiales. Unos pocos sobrevivimos; los más sólo pueden reclamar memoria y justicia a través de nosotros porque ya no están: fueron asesinados por personal naval después de toda clase de padecimientos, dentro y fuera de esa casa, la casa de Thames y Panamericana”, agregó la investigadora.
Otra detenida que pasó por la “casa SIN” fue Lila Pastoriza. En su declaración en el juicios a las Juntas, la periodista dijo que “en la época de mi secuestro, los prisioneros del SIN eran llevados para su interrogatorio y tortura a una casa del grupo, asignada a tales fines”.
La lucha por la señalización
En democracia, el predio fue cedido al Municipio de San Isidro y utilizado como campo de deportes de un colegio privado.
En 2006 Adriana Rodríguez, docente de la Escuela Media 6 de San Isidro, coordinó con sus alumnos un proyecto del Programa Jóvenes y Memoria de la Comisión Provincial de la Memoria. El trabajo consistió en entrevistar a los vecinos del SIN y muchos contaron que durante los años de dictadura vieron a gente entrar encapuchada y grandes operativos militares. El proyecto sirvió para concientizar a la comunidad y empezar a buscar datos y testimonios.
Hasta ese momento, la Casa del SIN no figuraba como un centro clandestino. Tiempo después fue incluida en la CONADEP y aparece en las nuevas ediciones del Nunca Más.
En 2009, el Municipio de San Isidro, vendió el terreno a una empresa privada que proyectaba la construcción de edificios. Esto generó el rechazo y la movilización de organismos de derechos humanos que acudieron a la Justicia.
El juez federal Sergio Torres dictó medidas de no innovar sobre el predio y ordenó la realización de pericias y el relevamiento de diversas fuentes que permitieron identificar y reconstruir las características edilicias de la vivienda que fuera utilizada como centro de detención y que fue dinamitado en 2006.
En mayo de 2011, el juez levantó la medida de protección y liberó el camino para que la empresa propietaria continuara con su proyecto inmobiliario. Se levantaron en el lugar dos grandes edificios de oficinas.
La Escuela Media Nº 9 de Martínez, sumándose a lo trabajado por la EEMNº 6, presenta el 18 de noviembre de 2011 al Concejo Deliberante de San Isidro, el Proyecto de Ordenanza denominado: “San Isidro con Memoria”, donde se realiza un relevamiento constatando la falta de señalización de los centros de detención clandestina y se pide al señalamiento de la Casa SIN. El proyecto es tomado e impulsado por la concejal Yaqueline Girassolli.
La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación – a través de la Red Federal de Sitios de Memoria, que coordina el Archivo Nacional de la Memoria-, junto con organizaciones políticas y sociales realizaron gestiones para promover el señalamiento en el marco de la ley nacional 26.691 y la provincial 13.584.
El 17 de Abril de 2013 el Concejo Deliberante de San Isidro sancionó de forma unánime, la ordenanza necesaria para la señalización oficial (ver video).
En noviembre del 2013, organizaciones de DDHH realizan un acto frente al predio reclamando al intendente Posse el cumplimiento de la ordenanza (ver nota)
En febrero del 2015 la diputada nacional Teresa Garcia presenta ante la justicia una demanda al Municipio de San Isidro y al Intendente Posse por la permanecía en el distrito de calles que honran a dictadores. Entre las medidas reparatorias se exige el cumplimiento de la ordenanza que determina la señalización de la Casa “SIN” (ver nota).
Dos años más tarde, este jueves 9 de Abril a las 19 se realizará la señalización definitiva del lugar.
“Hoy si siento que ser concejal vale la pena”
La concejal del FPV de San Isidro, Yaqueline Girassolli fue una de las personas que desde el legislativo local impulsó la señalización. “Para mí ya el hecho que docentes y alumnos en 2012, se hayan acercado y haber compartido este reclamo es un orgullo, pero hoy compartirlo con toda la comunidad es un alago inexplicable, mi rol como concejal es un sueño cumplido desde el compromiso con lo social…Porque como decía mi eterna compañera `donde hay una necesidad hay un derecho´, y desde ahí es donde me satisface mi rol, como representante. Hoy siento que ser concejal vale la pena cuando uno hace eco a un reclamo y ese reclamo es reconocido” .
“Aparte también hago una reivindicación personal porque mi familia también fue perseguida y mi padre tuvo que ausentarse de mi hogar por mas de un año exiliándose en Brasil, para no ser asesinado, para él y para sus compañeros de la juventud peronista va un abrazo simbólico” concluyó Girassolli.