Tigre empató con Belgrano en Victoria. Con gol de Ferreyra, comenzó ganando y superaba a su rival, pero en el segundo tiempo el rendimiento futbolístico mermó, igual que la actitud y el Celeste lo igualó. El tanto para la visita fue de Matías Suárez.
El Matador empezó más cómodo en el campo, aunque con poca asociación, los pelotazos a la espalda de los centrales complicaban a la defensa cordobesa. A los 3 minutos, Blas Armoa lo tuvo en un mano a mano, mal definido, que contuvo el arquero.
Pero un minuto después, fue todo alegría en el José Dellagiovanna. Una buena incursión al área por izquierda de Galvan y un buen centro atrás que conectó Chucky Ferreyra para poner el 1 a 0.
La buena noticia, más allá del resultado parcial, fue que Tigre no se desesperó, jugó bien con la pelota y aplacó lo poco que mostró la visita hasta los 20 minutos. Se lo vio cómodo en la presión alta y en la generación. Hasta tuvo alguna chance para ampliar la ventaja.
A los 24, llegó el Pirata. El González Metilli se abrió por la izquierda del ataque, disparó fuerte y Felipe Zenobio, en su primera intervención, rozó la pelota para que se perdiera por arriba del travesaño.
Cuatro minutos después, el mismo Metilli pudo haber igualado con un cabezazo abajo del arco que salió al lado del palo. Los de Victoria, para ese entonces, dividían más la posesión y aguantaban las llegadas de Belgrano, que a los 34 tuvo otta clara, con una brillante intervención de Zenobio.
El primer tiempo terminó parejo. Belgrano levantó el rendimiento y Tigre se quedó. A la merma futbolística se sumó que Ferreyra, en una de las últimas, sintió un tirón y debió salir de la cancha. Lo reemplazó Flabián Londoño.
La segunda parte arranco cruzada para el Matador. Perdió por completo la posesión y Londoño, que apenas estuvo unos minutos en el campo, también se lesionó y debió ser reemplazado por Ezequiel Forclaz.
A los 19, de tanta insistencia y cuando Tigre parecía mejorar de a poco, cayó el empate del Pirata. Una desatención en el fondo del local dejó solo mano a mano a Matías Suárez, que definió con categoría ante la salida de Zenobio. Era 1 a 1 y tensión en el estadio.
Los dirigidos por Sebastián Domínguez acusaron el golpe, perdieron el eje y herramientas para poder generar profundidad: pelotazos y desbordes sin sentido y apenas un cabezazo de Contín a los 35. El partido se jugaba al ritmo de Belgrano.
Así fue lo que restó del complemento. Tigre carente de todo lo que uno imagina que se puede necesitar para ponerse en ventaja nuevamente: ni ganas, ni fútbol. Ni hablar de la falta de ideas. Fue final en empate, con sabor a casi nada para Tigre.
Se viene el receso por la Copa América. Tigre deberá repensar casi todo. Desde el plantel, incorporando refuerzos, hasta la manera de encarar los partidos. La actitud y la cabeza van a ser fundamentales para retomar de manera distinta lo que queda de la liga y pensar en mantener la categoría.