Una fecha sin público para Rosario Central

La Afa sancionó al Canalla que no contará con parcialidad local en la quinta fecha por la agresión a Gustavo Alfaro.
 
Iván Plouchuk
 
En los últimos 5 meses se sucedieron 4 episodios similares en el Gigante de Arroyito donde desde la tribuna se arrojaron diversos elementos, todos ellos dañinos. Gustavo Alfaro, técnico de Tigre, fue la más reciente víctima y como consecuencia de la agresión sufrida el comité de Afa decidió suspender el ingreso de público local para la próxima fecha, contra Temperley.
Mucho se habló del coraje de Gustavo Alfaro, y de su frase “por un boludo no se van a joder todos”. Pero, como bien declaro el mismo Alfaro, el árbitro decidió en base a la opinión del técnico. Ceballos,  es el encargado de que el partido se mantenga dentro de los órdenes normales de un deporte, es él quien debía asegurar que el partido se desarrolle con normalidad, y que los espectadores no influyeran de forma directa en el juego. Para eso se preparó. A pesar de  todas sus facultades le dio la responsabilidad a una persona que acababa de sufrir un fuerte golpe en la cabeza de seguir o no el partido. Un partido que si terminaba con victoria del visitante muy probablemente habría protagonizado nuevos episodios de violencia.
 
Los antecedentes le tendrían que haber dado a Ceballos la pauta de que el Gigante no es una cancha segura, y que ante el menor riesgo debía parar el partido. La policía no es excusa, porque es de público conocimiento que las fuerzas de seguridad de Rosario no pueden garantizar la más mínima seguridad, más bien son expertos en lo contrario. Que la opinión pública salga a defenderlo a Alfaro por no haber pedido suspender el partido, es tan preocupante como la misma agresión. Porque habla de lo corrompida que está la moral en este país, donde parece que es más importante aguantar maltratos, y resistir agresiones que la búsqueda de la justicia.
 
Algunos hinchas de Central, que compartieron platea con el agresor, cuentan que al terminar el encuentro un grupito de ¿barras? lo siguió unas calles fuera del estadio y lo agredieron salvajemente, para sentar un precedente. Si bien esta versión no fue confirmada, el mensaje que se quiere dar es claro: la solución para la violencia es más violencia. La asociación del fútbol argentino tuvo la oportunidad de sentar un precedente, de promover una durísima sanción disciplinaria y advertirle al resto de los clubes del país que esas serían las consecuencias de las agresiones hacia los protagonistas. Nuevamente, y ya sin Grondona para usar de chivo expiatorio, se dejó pasar una oportunidad de trabajar enserio contra la violencia en el fútbol. Que hubiese sido, sin lugar a dudas, una oportunidad de luchar contra la violencia en la sociedad.