Una testigo que declaró en el juicio oral por el crimen de Lucinda Palavecino (78), asesinada a martillazos en el rostro y en la cabeza durante un robo en su casa de Merlo, en junio del 2020. Reconoció al acusado como la persona a la que vio entrar y salir de la vivienda el día del crimen.
La testigo, de nombre Natalia, es una vecina de Palavecino en la localidad de Libertad, y declaró ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de Morón en el juicio que se le sigue a Diego Hernán Herrera (39), acusado del delito de "robo simple en concurso real con homicidio criminis causa", delito que prevé prisión perpetua.
Ante la consulta de los jueces Rodolfo Castañas, Carlos Torti y Humberto González, la mujer no dudó en señalar a Herrera como la persona a la que vio entrar y salir de la casa de la víctima la noche del 24 de junio del 2020, cuando se cometió el asesinato.
En la primera audiencia del debate, el acusado Herrera se negó a declarar ante el tribunal y apenas se limitó a responder sus datos personales.
También declararon los familiares de la víctima, entre ellos Alejandra Álvarez, la nieta de Palavecino, quien en declaraciones a Télam había calificado al imputado como una "bestia" y reclamado para él "la pena máxima".
"Pido justicia, que le den la máxima pena posible porque esta persona hasta el año pasado pedía la excarcelación y por suerte se la negaron. Esta persona no puede seguir entre nosotros porque es una bestia", dijo a Télam la mujer.
En el mismo debate oral que continuará mañana y el miércoles con el fiscal Adrián Ferreyra en la acusación, Herrera será juzgado por otras dos causas: la tentativa de homicidio de una mujer, a la que golpeó y le clavó un cuchillo para robarle dinero y una moto, y un abuso sexual sin acceso carnal de una adolescente de 15 años, todos cometidos en viviendas de la localidad de Libertad.
El crimen de Palavecino ocurrió el 24 de junio de 2020, alrededor de las 23, en una vivienda ubicada en la calle Malvinas al 500 de la localidad de Libertad, en Merlo, donde residía la jubilada.
En momentos en que Lucinda salió a la vereda a sacar la basura, fue sorprendida por un delincuente, que la golpeó y la obligó a ingresar a la propiedad, con fines de robo, circunstancia que fue advertida por un vecino de Palavecino que regresaba a su domicilio.
"Este muchacho la vio a mi abuela cuando salió y momentos después escucha los gritos, por eso empezó a sospechar de que algo pasaba", recordó Alejandra.
Una vez dentro, Lucinda comenzó a gritar, por lo que el asaltante la golpeó fuertemente en el rostro y la cabeza, con un martillo.
En tanto, afuera de la casa comenzaron a juntarse vecinos y familiares de Palavecino enterados de la entradera.
Ante esta situación, el ladrón se asomó por una ventana y afirmó ser sobrino de la víctima, lo que fue desmentido por uno de los vecinos, que conocía personalmente al verdadero familiar.
Por este motivo, las personas entraron a la vivienda y el ladrón intentó escaparse por el fondo de la propiedad, pero finalmente fue capturado a una cuadra.
Luego de ser reducido por vecinos Herrera fue trasladado a la comisaría 4ta. de Merlo, mientras que en la propiedad los peritos secuestraron un martillo con el que golpeó a la víctima.
En tanto, el 1 de julio de ese mismo año Lucinda falleció en el sanatorio San Juan Bautista de Merlo, donde permaneció internada en coma y conectada a un respirador artificial como consecuencia de una fractura de cráneo.