Martín Fernández Loza, uno de los pilotos que perdió la vida este miércoles en el accidente aéreo en San Fernando, enfrentó en su juventud un violento asalto que lo dejó en coma y marcó un camino de superación.
En septiembre de 1998, a los 20 años, Fernández Loza vivió un episodio que cambió su vida. Mientras viajaba a la escuela de aviación del aeropuerto de Don Torcuato, fue asaltado dentro de un tren de la línea Belgrano Norte. Según informó en su momento el diario Clarín, el joven, oriundo de Munro, fue encontrado a un costado de las vías, a unos 30 metros de la estación Montes. Tras un forcejeo con el ladrón, cayó del tren, que transitaba con las puertas abiertas.
El ataque dejó a Fernández Loza con varios cortes, golpes y un severo traumatismo de cráneo. Su familia siempre sostuvo que él no saltó voluntariamente. "Nuestro hijo no era de saltar del tren en movimiento. Y además, ¿qué sentido iba a tener que se bajara del tren en esa estación si él estaba yendo a Don Torcuato?", declararon sus padres, Ester Del Arco y Eduardo Fernández Loza, al mismo medio.
Durante el asalto, le robaron un walkman, su billetera y, mientras estaba inconsciente, incluso su reloj. Tras ser atendido inicialmente en un hospital público, fue trasladado a una clínica privada en San Isidro, donde permaneció en coma durante varias semanas antes de comenzar su recuperación.
A pesar de este trágico episodio, Martín Fernández Loza continuó con su pasión por la aviación, alcanzando el sueño de convertirse en piloto profesional. Su determinación y recuperación marcaron una etapa de superación personal que hoy es recordada tras el accidente aéreo que terminó con su vida.