Aún antes de que el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, decretara el uso obligatorio de los llamados “tapabocas”, la pandemia por coronavirus movilizó a la familia Flores a crear barbijos caseros para la comunidad.
Los protagonistas de esta historia son Luciana y Martín junto a sus hijas Charo y Olivia. También participan otros vecinos de la cuadra. “Mi mamá es costurera, por lo que teniendo algo de conocimiento me nació ayudar a la gente que nos ayuda”, explicó la vecina del Bajo de San Isidro.
La familia puso manos a la obra y en menos de una semana entregaron más de 600 barbijos caseros al Municipio a través del área de Acción Social. “Mis hijas hacen las tizadas, mi marido los moldes, entre todos colaboramos. Los vecinos también nos ayudan, algunos nos traen material y otros cosen”, contó Luciana.
Ticiana La Monica, Directora General de Acción Social, contó: “A mediados de marzo una vecina se comunicó con nosotros para colaborar con el tema de los tapabocas, ya que los barbijos están destinados a los profesionales de la salud”.
Y agregó: “El Municipio tenía tela que otras personas también solidarias habían donado y una parte se la dimos a la familia Flores que en menos de una semana hizo más de 600 barbijos caseros y fueron repartidos al personal municipal de diferentes áreas”.
El intendente de San Isidro, Gustavo Posse, visitó a la familia que dice “estar feliz de poder ayudar a quienes están en primera línea protegiendo a todos”.
Mediante un decreto, el intendente de San Isidro estableció que está prohibida la venta de barbijos N95, que deben estar disponibles solo para el personal de salud, y al mismo tiempo, obligó al uso de “elementos de protección de nariz, cara y mentón” en lugares públicos.
“Nos emocionan estas acciones solidarias, que nos ayudan a concientizar y a poner en práctica la medida de fomentar el uso de barbijos caseros. Estamos muy agradecidos”, dijo el intendente.