Hace algunas semanas QuePasa te contaba de esta iniciativa solidaria que tenía lugar en la vereda de una verdulería de la calle Maipú en Vicente López (ver nota). El ejemplo contagió y hace unos días nos encontramos con otro perchero solidario frente a la estación de San Isidro, y nos enteramos de un tercero en Vicente López.
Lucía Rivera Bonet emprendió junto a su madre esta iniciativa para intercambio de prendas en favor de quienes más lo necesiten, que se encuentra ubicada en la esquina de Martín y Omar y Cosme Beccar, en pleno centro de San Isidro. “Yo soy de La Lucila y mi mamá, con quien tuvimos la iniciativa, es de Martínez, pero consideramos que la estación de San Isidro era un punto ideal, dado el continuo ir y venir de la gente”, explica Lucía y añade que “es una prueba social muy interesante, pero sobre todo gratificante”.
La idea principal es que en este invierno se pueda colaborar con la gente necesitada, mediante la donación de mantas, zapatillas, camperas, poleras, sweaters, pantalones, bufandas, gorros o guantes. “Si a algún vecino le sobra abrigo, lo puede acercar al perchero y que a su vez si el abrigo le falta a alguien, pueda llevarlo. Ahí está la cadena”, continúa Lucía.
“Con mi mamá fuimos a comprar un perchero, reclutamos abrigos propios y solicitamos a diferentes conocidos, amigos, familiares que nos pasen lo que les sobra. El viernes 15 de julio lo acercamos a Cosme Beccar y Martin y Omar, donde hay un espacio que es perfecto para colocarlo y lo dejamos ahí con dos carteles: PERCHERO SOLIDARIO SI TE FALTA ABRIGO AGARRA; SI TE SOBRA DEJA y otro que dice NO ROBAR; DEJAR LAS PERCHAS (KARMA). Nos fuimos a tomar algo enfrente para observar y realmente es muy fuerte las diferentes situaciones que se observan: en 2 horas volaron el 70 por ciento de los abrigos y quedaron algunos pantalones y remeras”, cuenta sobre el primer día de la experiencia.
“Es un fenómeno muy loco, porque hay gente que desconfía y te pregunta ‘¿Pero no lo vas a atar? Te lo van a robar’ y la verdad que es un acto de fe y de confiar en que no todo sistema está regido por la conveniencia económica ni privada. Los ciudadanos podemos organizar sistemas de ayuda entre nosotros”, reflexiona Lucía.
Por otra parte, entiende que quizás esto no solucione el problema de fondo, pero que “es otra manera diferente de sumar”. Además, agrega: “El perchero tiene algo lindo que se expresa en esa inmediatez, ya que dejaste una manta que esa misma noche abriga a alguien que la necesitaba. Construir cierta confianza entre todos, un pacto de respeto al montar una estructura de intercambio entre todos y cuidarla, dar y recibir sin intermediarios, es muy gratificante”.
En caso de lluvia, el perchero no se saca ni se mueve de esa esquina sanisidrense. “Tenemos un sistema armado con unos plásticos, y tenemos avisados a los vecinos que si llueve pongan el plástico por encima de la ropa”.
Fue su amiga, Ania Fukelman quien incitó a que Lucía también tomara la iniciativa en San Isidro. Ella comenzó hace un tiempo con un perchero en Vicente López, ubicado en las calles Güemes y 25 de Mayo (altura Av. Maipú al 800).